viernes, 22 de julio de 2016

Pokémon... ¡¡Hazte con todos!!!



Pikachu, Articuno y Snorlax, y otros Pokémon del montón.

Seguramente que en esta última semana habréis visto por la calle legiones de jóvenes, y no tan jóvenes, teléfono móvil en mano mirando absortos a sus pantallas y realizando movimientos rápidos con el dedo gritando ¡lo capturé!, pues bien, no están locos ni mucho menos, están jugando a “Pokémon Go”, juego que se está convirtiendo en un fenómeno social, superando incluso al famoso baile "Gangnam Style", y que está causando furor en el mundo mundial, tanto, que los directivos de las compañías de telefonía móvil se frotan las manos, mientras que padres y madres se las llevan a la cabeza, al ver como sus hijos se gastan todos los datos en un par de días!!!



Como madre de un niño de trece años he visto las orejas al lobo y, como buena estratega que soy, he aplicado la regla de oro de toda batalla; si no puedes con tu enemigo, únete al él. Llevo más de diez kilómetros recorridos por Pinto, en menos de dos días, acompañando a mi hijo en busca de los preciados Pokémon, y no soy la única, en mi aventura me he cruzado con madres con las que no solamente he compartido miradas cómplices, sino también pensamientos del tipo ¡en qué hora!

viernes, 8 de julio de 2016

Relaxing café con leche, en Pinto.


Hola! Café.


Carrot Cake, Red Velvet, Guinness Cake, Cheesecake, Cupcakes, Cookies...Tranquil@s, no os asustéis, no pienso escribir este post en inglés, más que nada porque mi nivel no es muy bueno, así que seguiré escribiendo en la lengua de Cervantes.

Como no quiero desvelar, antes de tiempo, lo que hay detrás de esos dulces nombres empezaré por hacer un pequeño llamamiento al gremio hostelero. Las personas más allegadas a mí saben que soy una adicta al té y me gusta tomar esta deliciosa bebida como se merece, pues como decía Kakuzō Okakura “el té es una obra de arte y necesita de una mano magistral que sepa sacarle de dentro sus cualidades más nobles”. Seguro que más de un amigo y amiga estarán ahora sonriendo y asintiendo con la cabeza, y es que alguna vez me he tenido que revelar contra esa mala costumbre de depositar directamente en un vaso de cristal la bolsa de té. Sacrilege!


No señalo a nadie, pero, ¿no os ha pasado alguna vez que os sirven un té, o un café; más o menos decente, en un vaso serigrafiado con la marca de una cerveza muy conocida, y después os piden dos eurillos por la “delicia”? seguro que sí. Ya sé que soy muy “pijotera” pero creo que si un buen vino debe servirse en una copa de cristal, lo mismo le ocurre al té, y/o al café, mejor servirlo en una taza. Y no digo de utilizar los veinticuatro objetos de menaje del té que el poeta chino Lu Wu describia en su libro “Ch’a Ching” (El libro sagrado del té), pero sí, por lo menos, una tetera y una taza.



Después de esta pequeña protesta; que espero no me toméis mucho en cuenta, seguro que habéis adivinado sobre qué tratará la siguiente historia.