martes, 18 de julio de 2017

Yacimiento paleontológico Cerro de los Batallones

“Un oso poco amoroso”

A pocos kilómetros de Pinto, en el término municipal de Torrejón de Velasco, se encuentra uno de los yacimientos paleontológicos de fauna del Mioceno Superior más importantes del mundo, el Cerro de los Batallones. Con gran afluencia de asistentes el pasado fin de semana se celebraron sus esperadas jornadas de puertas abiertas, entre los que se encontraban muchos pinteños como yo, que no me pierdo ninguna desde hace ya cinco años.

  

   
 



Un total de 9 yacimientos conforman este paraíso paleontológico, que haría las delicias del mismísimo “Doctor Alan Grant”. Bajo la dirección de Jorge Morales, un equipo multidisciplinar de paleontólogos, geólogos, biólogos y antropólogos trabajan codo con codo para extraer los tesoros que hay enterrados en este rincón del sur de Madrid. Desde que comenzaron los hallazgos allá por el año 1991, cuando se explotaba la zona para extraer sepiolita, este vergel de huesos no ha parado de dar sorpresas año tras año, sacando a la luz numerosos y valiosos fósiles enterrados hace más de 9 millones de años. Tesoros como; esqueletos completos de dientes de sable, osos emparentados con nuestro actual panda gigante, parientes del panda rojo, mustélidos, mastodontes, aves rapaces, tortugas gigantes, lagartos, jirafas, rinocerontes, y muchos otros más. Pero lo que hace excepcional a este lugar, y que ha puesto en el mapa mundial de la paleontología a Torrejón de Velasco, es la inusual concentración de mamíferos carnívoros, hasta un 98% en un mismo yacimiento.













Cada uno de los fósiles encontrados merece un post aparte, por su valor y su singularidad, pero de todas estas joyas pétreas voy a detenerme en una de nombre impronunciable; el 'Magericyon anceps', un mamífero carnívoro perteneciente al grupo de los anficiónidos, majestuosos animales ya extinguidos con rasgos de osos y de cánidos. Con un peso estimado de unos 200 kg este oso-perro compartía su hábitat con otros grandes carnívoros, algo que seguramente influyó en su comportamiento. Aunque los anficiónidos estuvieron ampliamente distribuidos por Eurasia y América, de esta especie sólo se han encontrado fósiles en los yacimientos del Cerro de los Batallones, razón por la que merece esta mención especial. Además, este mismo año gracias al estudio minucioso que los paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales-CSIC, entre los que se encuentran Gema Siliceo y Manuel Salesa, han realizado de la morfología del cráneo y de las vértebras cervicales de este anficiónido se ha llegado a la conclusión que era un depredador extremadamente eficaz gracias a su cuello, que estaría dotado de una fuerte musculatura que le permitiría realizar movimientos laterales y rotatorios con la cabeza y así poder matar y descarnar a sus presas. Para llegar a esta afirmación los investigadores recurrieron a la tecnología más avanzada realizando tomografías computerizadas de los fósiles del 'Magericyon anceps', lo que ha permitido realizar un modelo en 3D articulado de la zona cervical y el cráneo, y gracias al talento del paleo artista Mauricio Antón, reconocido mundialmente por dar vida a los huesos, podemos ver con todo su esplendor cómo eran estos extintos animales, y trasladarnos hasta hace 9 millones de años al sur de la Comunidad de Madrid.









Deseando que lleguen las próximas jornadas de puertas abiertas para ver qué sorpresas nos depara este espectacular yacimiento, sin duda un tesoro paleontológico muy cerquita de Pinto.


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