A pocos kilómetros de Pinto, en el término municipal de
Torrejón de Velasco, se encuentra uno de los yacimientos paleontológicos de
fauna del Mioceno Superior más importantes del mundo, el Cerro de los Batallones. Con gran afluencia de asistentes el pasado fin de semana se celebraron sus esperadas jornadas de puertas
abiertas, entre los que se encontraban muchos
pinteños como yo, que no me pierdo ninguna desde hace ya cinco años.
Un total de 9 yacimientos conforman este paraíso
paleontológico, que haría las delicias del mismísimo “Doctor Alan Grant”. Bajo
la dirección de Jorge Morales, un equipo multidisciplinar de paleontólogos,
geólogos, biólogos y antropólogos trabajan codo con codo para extraer los
tesoros que hay enterrados en este rincón del sur de Madrid. Desde que
comenzaron los hallazgos allá por el año 1991, cuando se explotaba la zona para
extraer sepiolita, este vergel de huesos no ha parado de dar sorpresas año tras
año, sacando a la luz numerosos y valiosos fósiles
enterrados hace más de 9 millones de años. Tesoros como; esqueletos completos de
dientes de sable,
osos emparentados con nuestro actual panda gigante, parientes del panda rojo,
mustélidos, mastodontes, aves rapaces, tortugas gigantes, lagartos, jirafas,
rinocerontes, y muchos otros más. Pero lo que hace excepcional a este
lugar, y que ha puesto en el mapa mundial de la paleontología a Torrejón de
Velasco, es la inusual concentración de mamíferos carnívoros, hasta un 98% en
un mismo yacimiento.
Cada uno de los fósiles encontrados merece un post aparte,
por su valor y su singularidad, pero de todas estas joyas pétreas voy a
detenerme en una de nombre impronunciable; el 'Magericyon anceps',
un mamífero carnívoro perteneciente al
grupo de los anficiónidos, majestuosos animales ya extinguidos con
rasgos de osos y de cánidos. Con un peso estimado de unos 200 kg este oso-perro
compartía su hábitat con otros grandes carnívoros, algo que seguramente influyó
en su comportamiento. Aunque los anficiónidos estuvieron ampliamente
distribuidos por Eurasia y América, de esta especie sólo se han encontrado
fósiles en los yacimientos del Cerro de los Batallones, razón por la que merece
esta mención especial. Además, este mismo año gracias al estudio minucioso que
los paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales-CSIC, entre los que se
encuentran Gema Siliceo y Manuel Salesa, han realizado de la morfología del cráneo y de las
vértebras cervicales de este anficiónido se ha llegado a la conclusión que era
un depredador extremadamente eficaz gracias a su cuello, que estaría dotado de
una fuerte musculatura que le permitiría realizar movimientos laterales y rotatorios
con la cabeza y así poder matar y descarnar a sus presas. Para llegar a esta
afirmación los investigadores recurrieron a la tecnología más avanzada
realizando tomografías computerizadas de los fósiles del 'Magericyon anceps',
lo que ha permitido realizar un modelo en 3D articulado de la zona cervical y
el cráneo, y gracias al talento del paleo artista Mauricio Antón, reconocido mundialmente por dar vida a
los huesos, podemos ver con todo su esplendor cómo eran estos extintos animales,
y trasladarnos hasta hace 9 millones de años al sur de la Comunidad de Madrid.
Deseando que
lleguen las próximas jornadas de puertas abiertas para ver qué sorpresas nos
depara este espectacular yacimiento, sin duda un tesoro paleontológico muy
cerquita de Pinto.
Muy interesante, como siempre.
ResponderEliminarGracias!! aunque tu no eres muy imparcial :-)
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